La endocarditis infecciosa, una inflamación rara pero a menudo fatal de las válvulas cardíacas, está experimentando un incremento en su tasa de incidencia entre pacientes con trastornos por consumo de cocaína, como lo prueban los registros entre los años 2011 a 2022, observándose el aumento más elevado en el periodo 2021-2022.
El estudio realizado recientemente por el Instituto estadounidense sobre el Abuso de Drogas, revela que entre los pacientes con cualquier trastorno por uso de sustancias, aquellos que además fueron afectados por Covid-19, enfrentaron un mayor riesgo de endocarditis, así como de hospitalización luego de éste diagnóstico.
Según los datos que desprende dicho estudio, una de cada 10 hospitalizaciones por endocarditis estuvo asociado con el uso de drogas inyectables, y estas cifras siguen en aumento.
Por lo cual, el uso inadecuado de equipos de inyección estériles es común y aumenta drásticamente el riesgo de infección en las personas que consumen drogas.
El VIH y la hepatitis también pueden transmitirse a través de la reutilización de equipos de inyección y presentar riesgos para la salud.
Por otra parte, el contagio por COVID-19 duplicó ampliamente el riesgo de un nuevo diagnóstico de endocarditis en pacientes con trastorno por consumo de cocaína o de opioides. Entre estos pacientes, el riesgo de hospitalización dentro de los 180 días posteriores al diagnóstico de endocarditis fue de alrededor del 68% en los pacientes con COVID-19, en comparación con el 59% en los que no la tenían.